¿Qué es #SaludSinBulos?

#SaludSinBulos es una iniciativa de la Asociación de Investigadores en eSalud (AIES) que cuenta con la colaboración de diferentes sociedades científicas, instituciones sanitarias y colectivos profesionales dedicados a la sanidad y a la información sobre salud, que tiene como objetivo combatir los bulos de salud en Internet y contribuir a que exista información veraz y contrastada sobre salud en la red.

Objetivo de #SaludSinBulos

El objetivo del Observatorio de los Bulos de Salud en Internet es conseguir la unión de todos los actores implicados para detectar con rapidez los bulos y desmontar las informaciones falsas que circulan por las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea.

La salud copa la mayoría de bulos en internet, según alerta un informe de la Asociación de Internautas sobre bulos y fraudes en la red. Por ello era necesaria la creación de este observatorio que nace con la intención de mejorar la calidad de la información de salud en la red.

Propagación de los bulos de salud por Internet

La capacidad de la red para propagar una noticia ha sido aprovechada por los fabricantes de bulos, de noticias falsas (las fake news de las que habla Donald Trump), para propagar rumores de salud que pueden tener importantes consecuencias en los usuarios. Algunos de estos rumores responden a personas que buscan protagonismo a toda costa, otros a quienes pretenden obtener beneficios económicos al fomentar el miedo o al dañar la reputación de sus competidores o que se basan en el spam; y no faltan los conspiranoicos, grupos a menudo ligados a pseudociencias y a despachos de abogados, que sostienen que la industria farmacéutica y los gobiernos conspiran para enriquecerse con enfermedades inventadas y virus escondidos en medicamentos y vacunas.

Facebook y Whatsapp son canales propicios para difundir estos rumores, a menudo disparatados pero con apariencia de veracidad, que van desde que las vacunas provocan autismo (rumor al que han contribuido personajes tan variados como Trump y el presentador español Javier Cárdenas), a que el paracetamol contiene un virus, o los recurrentes para conseguir donaciones, con historias emotivas de enfermedades raras y trasplantes.

Exceso de información de salud en la red

Existe un exceso de información de salud en la red y gran parte de la misma es errónea (infoxicación).En 2016, durante el I Congreso Nacional de eSalud, profesionales sanitarios, periodistas de salud y pacientes participaron en un consenso sobre información de salud en Internet, el informe eHealth Focus On (EHON), en el que colaboró la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS). Las conclusiones fueron que existe un exceso de información de salud en la red y gran parte de la misma es errónea (infoxicación). Todos los colectivos opinan que la información online de salud debe ser objetiva, veraz, contrastada, divulgativa e incluir fuentes oficiales, declaraciones de profesionales sanitarios y el testimonio de pacientes. También consideran que los profesionales sanitarios deberían poder prescribir webs a sus pacientes.

Barrera de credulidad de las noticias falsas

Un estudio de diversas universidades italianas y el London Institute of Mathematical Science publicado en la revista PLOS ONE de 2015 revelaba que «mientras más usuarios estén expuestos a rumores sin fundamento, más probable es que salten la barrera de la credulidad» y que «las correcciones con frecuencia no reducen las percepciones erróneas y, en muchos casos, incluso las fortalecen, actuando como un efecto de contrafuego. En particular, se ha demostrado que las campañas de desacralización en línea crean un efecto de refuerzo en los consumidores habituales de historias de conspiración. Las narrativas basadas en teorías de conspiración juegan un papel social en la simplificación de la causalidad porque tienden a reducir la complejidad de la realidad y al mismo tiempo pueden contener la incertidumbre que generan. En general, el pensamiento de conspiración crea un clima de desconexión de la sociedad en general y de las prácticas oficialmente recomendadas, (ej. vacunas, dieta, etc.)».