Poner un salvaslip a una mascarilla quirúrgica NO la convierte en FFP2 ni en FFP3

La fabricación, producción y distribución de mascarillas y de equipos de protección individual está regulada por diversas normativas y legislación. Cierto es que ante la pandemia mundial del SARS-CoV-2 estamos teniendo que utilizar medios de fortuna en ciertas ocasiones (como las máscaras de protección facial caseras, que también están reguladas por normativas).

Pero las cosas tienen un límite. Y el límite está en uno de los bulos difundido incluso en medios de comunicación nacionales: poner un salvaslip a una mascarilla quirúrgica para convertirla en FFP2 o FFP3. Este bulo se desmonta más con normativa y legislación que con evidencia. ¿Por qué? Porque como he dicho con anterioridad, las normas europeas y la legislación regulan la calidad y producción de las mascarillas, tanto las que son producto sanitario (mascarillas quirúrgicas) como las que son consideradas parte de lo que se denomina Equipos de Protección Individual o EPI: las FFP1, FFP2 y FFP3.

Mascarillas quirúrgicas

Respecto a las mascarillas quirúrgicas, protegen de dentro hacia afuera. Según la norma UNE-EN 14683:2019+AC sobre mascarillas quirúrgicas, su utilización principal es proteger al paciente de los agentes infecciosos que puede diseminar quien lleve la mascarilla. Además, protege a quien lleva puesta la mascarilla contra las salpicaduras de líquidos potencialmente contaminados. En situaciones de epidemia o pandemia como la que nos encontramos, pueden utilizarse también para que se reduzca el riesgo de propagación de infección porque, como se ha comentado, no protegen al que la lleva, si no que es el que la lleva el que protege a los demás.

La mascarilla quirúrgica es un producto sanitario, no es un EPI. Se compone de una capa que actúa como filtro,  que  se coloca entre capas de tela. No hace un sellado completo alrededor de la cara del paciente. Por ello, el hecho de poner un elemento en medio como un salvaslip puede producir que el aire se escape por los lados o por donde no está sellando evitando que ese aire sea filtrado hacia el exterior. De esta forma pierde su efectividad, que es filtrar todo el aire que sale de nuestra nariz y boca al hablar y respirar. Además, el salvaslip no filtra el aire, contiene una parte adhesiva y al colocarlo en la mascarilla disminuye la superficie filtrante disponible.

Mascarillas FFP2 y FFP3

Las mascarillas FFP2 y FFP3, codificadas así en España, sí son consideradas equipo de protección individual. Están destinadas a profesionales sanitarios que están en contacto con el paciente y lo que hacen es proteger al portador del exterior y al exterior del portador. Esta última condición no se cumple al 100% si tienen válvula que permita que el aire del portador salga, pero no lo filtra, por eso si la llevas no proteges al exterior. Están reguladas por la norma UNE-EN 149:2001+A1:2010 además de por el Reglamento (UE) 2016/425 del Parlamento Europeo y del Consejo de 9 de marzo de 2016 relativo a los equipos de protección individual. Esta última normativa nos dice que:

– Los EPI deberán diseñarse y fabricarse de tal manera que no ocasionen riesgos u otros factores de molestia en las condiciones de uso previsibles;

– Los materiales constitutivos de los EPI, incluido cualquiera de sus posibles productos de descomposición, no deberán afectar a la salud o la seguridad de los usuarios.

– Toda parte de un EPI que esté en contacto o pueda entrar en contacto con el usuario que lo lleve puesto deberá carecer de superficies ásperas, aristas vivas, puntas salientes u otros elementos similares que puedan causar irritaciones excesivas o lesiones.

¿Salvaslip + mascarilla quirúrgica?

Ninguno de los tres puntos puede ser cumplido por solo colocar un salvaslip a una mascarilla quirúrgica: probablemente moleste, no se puede saber si el material del salvaslip en contacto con la cara pudiera provocar daños, irritaciones o lesiones. Y por supuesto: no cumple las características ni las pruebas a las que tiene que someterse un EPI: fijación completa a la cara, fuga, compatibilidad con la piel, resistencia a la respiración, penetración del material filtrante inflamabilidad y del resto de requisitos determinados por la norma UNE.

Bibliografía:

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