¿La cerveza puede prevenir la osteoporosis?

Un estudio efectuado con células aisladas afirma que el lúpulo podría tener una actividad osteogénica, lo cual les lleva a formular la hipótesis que tal vez un determinado polisacárido, derivado del lúpulo, podría tener una actividad anti-osteoporosis.

Otro estudio subvencionado por la European Foundation for Alcohol Research (ERAB) afirma que un consumo moderado de cerveza puede ser favorable para la osteoporosis, durante la menopausia.

Esto ha dado pie a una información especulativa de los medios de comunicación.

Si el lúpulo es uno de los componentes de la cerveza y el lúpulo podría favorecer la mineralización de los huesos, entonces la cerveza va bien para los huesos.

Lo cual es una deducción precipitada y equivocada.

La evidencia científica concluye que el consumo de tan solo una o dos consumiciones alcohólicas al día ya puede producir osteopenia, es decir, reducción de la masa ósea. Las personas que presentan una enfermedad ósea relacionada con el consumo de alcohol sufren un deterioro en la formación de masa ósea debido a un efecto perjudicial del alcohol sobre los osteoblastos, que son las células que intervienen en la mineralización de los huesos.

Las personas que presentan un consumo excesivo de alcohol y dejan de beber, presentan una mejoría en la densidad mineral de sus huesos, a los 6 meses de evolución, mientras que las que siguen bebiendo en exceso presentan un empeoramiento.

Otros estudios han establecido una clara relación entre el consumo excesivo de alcohol y la necrosis de la cabeza de fémur y también la osteoporosis.

Absorción deficiente de vitamina D por consumo excesivo de alcohol

Además, el consumo excesivo de alcohol puede producir una absorción deficiente de vitamina D por el tubo digestivo. La vitamina D tiene relación con el mantenimiento de los huesos y su déficit puede causar osteoporosis y fragilidad ósea, las cuales aumentan el riesgo de fracturas. Por todo ello, el consumo excesivo de alcohol ha sido identificado como uno de los factores que contribuyen a una baja densidad mineral de los huesos y que aumentan la probabilidad de fracturas.

Además, la cerveza y las bebidas alcohólicas tienen un elevado contenido calórico. Es decir que tomarlas en verano, no sólo no ayuda a quitar la sed ni el calor, sino que además contribuyen a ganar peso.

La cerveza contiene alcohol en menor proporción que el vino o los licores, pero la cantidad de cerveza que se sirve en un local público contiene una cantidad de alcohol equivalente a la de otras consumiciones. Un botellín pequeño (250 centímetros cúbicos) de cerveza contiene unos 10 gramos de alcohol, una botella de 300 centímetros cúbicos contiene 12 gramos de alcohol y, si es de una cerveza de 7 grados, contiene 14 gramos de alcohol. Es decir, casi la misma cantidad que una copa de licor o que un combinado.

La cerveza aumenta el riesgo de cáncer del intestino grueso y de mama

Pues bien, una sola copa de cerveza al día aumenta un 7% el riesgo de cáncer del intestino grueso y también el de cáncer de mama en mujeres. Y cuanto mayor es el número de consumiciones (de contenido alcohólico) que una persona toma cada día, mayor es también el riesgo de dichos cánceres.

Algunas personas pueden pensar que es una proporción pequeña, pero conviene tener en cuenta que este riesgo se va a sumar a la predisposición genética que cada persona puede tener y también a un determinado estilo de vida, que puede aumentarlo también, sobretodo en personas mayores.

Awareness Week on Alcohol Related Harm
Awareness Week on Alcohol Related Harm

Además, cualquier consumo de alcohol supone un riesgo para el bebé, en las mujeres en edad fértil. En primer lugar, un consumo excesivo de alcohol puede favorecer la desinhibición sexual y aumentar el riesgo de tener actividad sexual sin protección, lo cual aumenta el riesgo de embarazo.

Una mujer puede tardar varias semanas en saber que está embarazada y su consumo de alcohol durante el embarazo puede causar un síndrome alcohólico fetal en el futuro bebé.

Síndrome alcohólico fetal

El síndrome alcohólico fetal cursa con malformaciones diversas y retraso mental. Son consecuencias irreversibles e incurables, que el bebé y sus cuidadores sufrirán durante toda su vida. Y cualquier consumo de cerveza, durante el embarazo, puede provocarlo.

Alcohol y enfermedades cardiovasculares

Un reciente estudio de Angela Wood y colaboradores, efectuado con una muestra de casi 600.000 personas ha comprobado que un consumo semanal que supere los 100 gramos de alcohol está asociado con un claro mayor riesgo de hipertensión arterial, arritmias, cardiomiopatías, aneurisma aórtico, accidente vascular cerebral y enfermedades coronarias (excepto infarto de miocardio).

100 gramos de alcohol a la semana equivalen a 1 botella de vino -de 12 grados-, o bien a 3 litros de cerveza -de 5 grados-, o bien a 6 copas o combinados de licores destilados -de 40 grados-, repartidos a lo largo de toda la semana. Es decir, no más de 1 copa de vino al día, o bien 1,5 cervezas al día, o bien una copa o combinado de licor y no cada día.

Otro estudio reciente, tras la revisión de otros 592 estudios efectuados sobre los riesgos del consumo de alcohol para la salud, confirma que el consumo de alcohol ha sido el séptimo factor de riesgo de muerte y discapacidad en el año 2016. Y que para las personas mayores de 50 años, los cánceres son la causa más frecuente de muerte, relacionada con el consumo de bebidas alcohólicas.

Concluyendo que la opción más saludable es no tomar bebidas alcohólicas. Es decir, que cualquier nivel de consumo aumenta el riesgo de muerte prematura o discapacidad y que dicho riesgo va en proporción a la cantidad y frecuencia de consumo de bebidas alcohólicas.

La cerveza no sacia

Conviene tener en cuenta también que tomar una cerveza produce un aumento del deseo de tomar otra cerveza, otra bebida alcohólica más fuerte u otras drogas.

Este efecto es debido a que la cerveza no produce saciedad sino más bien un efecto apetitivo que incita a seguir bebiendo.

Este efecto es mucho más marcado para las personas que han desarrollado una adicción a las bebidas alcohólicas y es la causa de muchas recaídas en personas que se encontraban en recuperación del alcoholismo, incluso tras varios años de abstención continuada de alcohol.

Muchas personas que han desarrollado una adicción al alcohol consumen únicamente cerveza o bien cerveza asociada a otras bebidas alcohólicas, debido a que unas y otras son potencialmente adictivas, es decir, que pueden contribuir al desarrollo de adicción al alcohol o alcoholismo.

Y la persona que ha desarrollado una adicción al alcohol ‘necesita’ mantener un consumo excesivo de alcohol, a pesar de las consecuencias negativas o ‘problemas’ reiterados puede haber sufrido, debido a que no puede evitar seguir bebiendo en exceso.

Tiene dificultades para controlar las cantidades de alcohol que ingiere y, en cuanto toma una primera copa, experimenta un deseo intenso de seguir bebiendo rápidamente, con dificultad para detener el consumo, y acaba bebiendo en exceso. De manera que no puede evitar las consecuencias negativas reiteradas de sus consumos excesivos de alcohol.

Tratamiento de la adicción al alcohol

La persona que ha desarrollado una adicción al alcohol puede dejar de beber sin haber hecho un tratamiento, pero el día que vuelva a tomar una copa perderá el control otra vez, acabará bebiendo en exceso y volverá a sufrir las mismas consecuencias negativas. Requiere por tanto un tratamiento especializado si quiere recuperarse de su adicción.

Por todo ello, los mensajes simplistas de que el alcohol puede ser bueno para la salud, se convierten en engañosos cuando se descontextualizan del elevado número de enfermedades y lesiones que puede llegar a causar el consumo excesivo de alcohol y del riesgo a desarrollar una adicción al alcohol.

Desmontando el bulo

Existen pocas evidencias científicas bien contrastadas que demuestren que el consumo de cerveza puede ser bueno para prevenir la osteoporosis. Sin embargo, existen muchas que han confirmado reiteradamente las consecuencias negativas del consumo excesivo de cerveza sobre la mineralización de los huesos, la osteopenia y la osteoporosis.

Estas patologías, las cuales aumentan el riesgo de fracturas, además de otras muy diversas consecuencias negativas sobre la salud y del bienestar, tanto de la persona que toma cerveza en exceso, como de las personas que conviven con él o ella.

Conclusión

En el supuesto de que las cervezas puedan tener algún efecto beneficioso y, ante la evidencia de que el alcohol que contienen las cervezas tiene claros efectos perjudiciales, si una persona decide tomar una cerveza mejor que sea sin alcohol.

Aún así tendrá todavía el inconveniente de que le va a aportar unas calorías que pueden hacerle ganar peso o bien impedir que lo pierda, si está haciendo una dieta para perder peso.

Referencias bibliográficas

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