Así comienza el titular de prensa de la nueva revisión científica publicada en Annals of Internal Medicine que analiza las recomendaciones de disminuir el consumo de carne.
Y se ha liado. Normal. Hasta ahora las recomendaciones que se daban se centraban en disminuir el consumo de carne roja y el consumo esporádico de carne procesada, todo esto debido a diferentes publicaciones que relacionaban estos alimentos con un aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer colorrectal.
Se hace necesario analizar los resultados para comprobar si ese titular corresponde a la realidad.
La revisión se basa en diferentes estudios dependiendo del asunto a abordar respecto a la carne.
- Revisión de ensayos aleatorios sobre daños y beneficios. Se evalúan 12 ensayos con 54.000 participantes (cifra nada desdeñable). Encuentran evidencia de baja a muy baja certeza de que una dieta con menos carne roja pueda tener algún efecto en problemas cardiovasculares o incidencia y mortalidad de cáncer.
- Los resultados de 23 estudios con 1,4 millones de participantes indican que la reducción del consumo de carne no reduce los eventos cardiovasculares y diabetes tipo 2.
- En 17 estudios de cohortes con 2,2 millones de participantes, se indica que la disminución de consumo de carne roja no reduce de forma significativa la mortalidad por cáncer.
- Los estudios de cohortes sobre patrones dietéticos (70 estudios con 6 millones de participantes) proporcionan poca evidencia sobre el consumo de carne procesada y el riesgo absoluto de ocurrencia de resultados cardiometabólicos y cáncer.
Sin duda, la revisión tiene datos representativos y es necesario tener en cuenta este estudio del mismo modo que se han tenido en cuenta los que asocian el aumento de consumo de carne con estos problemas. Como ya indicó la OMS, hablábamos de un aumento del riesgo del 18% en cáncer colorrectal. Eso significa que, si tenías 10 “papeletas” para tener este cáncer (bastante complicado de saber), las posibilidades aumentaban a 11,18 si consumes gran cantidad de carne durante mucho tiempo. Visto así… aquello no parece tan dramático y, por supuesto este titular actual tampoco.
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Ni criminalizar ni indultar
En este estudio indican también que, aunque probablemente la carne roja y carne procesada no sean factores causales de problemas para la salud, no excluye que tenga un pequeño efecto causal.
Además, es necesario ser consciente de que otras características alimentarias en los patrones dietéticos como la preparación de la carne, consumo de otros productos, etc, también pueden variar los resultados.
¿Indultamos a la carne?
Sí y no. Que el estudio indique que la reducción del consumo de carne no suponga un aumento significativo del riesgo absoluto en cuanto a cáncer y enfermedades cardiovasculares no indica que un aumento sea beneficioso.
En ningún párrafo del documento se indica tal cosa.
Únicamente se especifica que no hay argumentos para disminuir el consumo de carne en enfermedades cardiovasculares y cáncer colorrectal.
¿Deberíamos comer carne?
Si no quieres no. En el consumo de carne entran muchos otros factores, éticos, económicos o medioambientales. Evitarlo es una elección individual perfectamente válida.
En ningún apartado del estudio se indica que eliminar la carne de la dieta suponga un aumento de este tipo de enfermedades.
La evidencia en cuanto a los beneficios del aumento de ingesta de frutas y verduras no tiene tanto debate ni controversia.
Las reacciones no se han hecho esperar.
La universidad de Harvard carga fuertemente con el estudio:
- Los resultados proporcionados contradicen a los resultados de los propios estudios que han revisado. Es decir, ellos dicen que los datos dicen que no hay evidencia, recogiendo datos que especifican que sí la hay. Podría parecer a priori incongruente, pero a veces un aumento en los datos o variación en su tratamiento pueden proporcionar resultados distintos.
- Estos cambios de pautas pueden dañar la confianza pública de las investigaciones. No estoy de acuerdo con este punto, cada vez tenemos mejores métodos de ensayo y no es la primera vez que tenemos claro un tema (véase el huevo y el colesterol) y tenemos que rectificar. No pasa nada, lo importante es comunicarlo correctamente a la población.
- Remarcan que este estudio no debería modificar las recomendaciones actuales y que sí hay evidencia sólida que demuestran que reducir el consumo tiene beneficios. En este punto añadiré: si disminuyes el consumo de carne por vegetales, cereales integrales y legumbres… traerá beneficios, pero si esta reducción en carne es para cambiarla por ultraprocesados, pues no, no traerá beneficios.
¿Por qué han cambiado las recomendaciones?
Los estudios en alimentación son complicados de llevar a cabo. Es necesario tener el mayor número de datos posible con la menor variación y durante el mayor tiempo posible.
Parece fácil ¿no? Pues no lo es. Nuestras dietas, preferencias, hábitos de vida, circunstancias económicas… varían a lo largo de nuestra vida con lo que es difícil atribuir a un único factor los resultados que se puedan aportar.
Es la mejor forma para indicar pautas y recomendaciones, pero siempre teniendo en cuenta que, a medida que pase el tiempo y tengamos más datos, más análisis y más revisiones, los resultados pueden sufrir modificaciones.
De lo que no hay duda es de factores que sí se relacionan directamente con el cáncer y enfermedades cardiovasculares. Tabaco, alcohol, sedentarismo… Esos estudios no plantean dudas porque son “o lo haces o no “y los resultados son claros. Empecemos por cumplir esto y, en cuanto a la carne, ya tienen la información. En su mano está la decisión.