El pensamiento positivo extremo excluye y culpabiliza

El pensamiento positivo extremo excluye y culpabiliza a quienes no siguen sus “dogmas”. Así lo advierte el “Decálogo para que los gurús no te amarguen la vida en estas Navidades”, un documento que pretende informar sobre los peligros para la salud de esta tendencia de moda y de los gurús que lo difunden.

Las Navidades representan una época fértil para “vender” el mensaje del pensamiento positivo. El decálogo llevado a cabo por el psicólogo Carlos Sanz Andrea, colaborador de la RedUNE, y #SaludsinBulos alerta sobre cómo sus principios desembocan en numerosas ocasiones en opresión y culpabilidad. Además, tiene sus bases en peligrosas pseudoterapias como la Bioneuroemoción, que atribuyen las enfermedades a “shocks” emocionales y nos culpabilizan por sentirnos tristes o por no saber gestionar nuestras emociones.

“En estos tiempos confundimos con facilidad una salud mental equilibrada con el pensamiento positivo.  Frente a los divulgadores de la distorsión de la terapia cognitivo conductual es importante desarrollar un decálogo que contemple los matices, las circunstancias, que permita empatizar con las personas, y no caer en generalidades y obviedades que no funcionan,” explica Carlos Sanz Andrea.

“La artificialidad y las verdades absolutas son denominadores comunes del pensamiento positivo extremo. Con sus generalidades, los gurús de esta tendencia buscan revertirse de una falsa sabiduría y, como objetivo final, el lucro económico, sin importarle la salud de sus seguidores”, asegura Ricardo Mariscal.

Culpabilidad, quejas y sucesos terribles   

El primer punto del decálogo recomienda no sentirnos culpables si no somos capaces de querer incondicionalmente a los demás. Las reconciliaciones en las fechas navideñas son un imperativo para los gurús del pensamiento positivo pero “hay cosas imperdonables, hay contactos que están mejor sin reiniciarse. Es vital mantener lo que fuera de esta época hemos razonado (ya sea con un profesional o con nosotros mismos) que es mejor dejar que se extinga”.

El decálogo también asegura que “las quejas son normales”.  Las personas que rechazan toda queja viven paradójicamente en un infierno de represión y sienten que su comportamiento resulta artificial. El documento recomienda quejarse y hacerlo, si es posible, con elegancia o incluso con humor.

Otro punto del trabajo se refiere a los sucesos terribles y al peligro de la negación de la realidad, que lleva a “una desconexión que inevitablemente desemboca en el desprecio o minimización del sufrimiento de los semejantes”.

El decálogo también aborda, entre otros asuntos, el autocuidado excesivo, desecha la noción del trabajo como una actividad necesariamente divertida pues “te vuelve rígido”, critica el humor “inoportuno y violento”, aconseja olvidarnos del concepto de la felicidad y asegura que las personas que merecen la pena mantienen la reciprocidad en el trato con los demás.

El informe llevado a cabo en estas Navidades constituye una nueva colaboración entre #SaludsinBulos y el experto en pseudoterapias Sanz de Andrea, con el objetivo de proporcionar información veraz y desterrar muchos mitos que son dañinos para la población.

 

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