Las picaduras de los mosquitos son habituales en verano por lo que afloran los productos para evitarlas. Sin embargo, según un informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) no todas las opciones disponibles en el mercado son eficaces para evitar las molestias que provocan estos pequeños insectos voladores.
Si tenemos que combatir a los mosquitos en un interior, la mejor opción es el insecticida. Es eficaz tanto el aerosol como el enchufe de recarga. Actúan en solo cinco minutos si la estancia está cerrada. No obstante, no se debe abusar de su uso. Sus principios activos (los piretroides) presentan una cierta toxicidad al concentrarse en el aire. Por ello, los aerosoles deben actuar entre 10 y 15 minutos y tras su uso se debe ventilar la habitación. En el caso de los enchufes solo hay que conectarlos de noche y un rato. Se deben evitar si hay bebés en la habitación.
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Repelentes para exteriores
En el caso de querer evitar las picaduras en exteriores, lo mejor es utilizar un repelente: consiguen desorientar a los mosquitos unas cuatro horas. Su efectividad varía en función del principio activo y la concentración. Los más eficaces son el DEET (N,N-dietil-m-toluamida) y la Icaridina; seguidos del Citriodiol o el PMD. No deben aplicarse sobre la piel de niños menores de dos años, por su posible toxicidad. Otros principios activos, como el IR 3535 (Butilacetilaminopropionato de etilo) y los aceites esenciales (como el geraniol y la citronela) son menos eficaces, pero también son menos tóxicos.
Sin embargo, las pulseras repelentes tienen limitado su radio de acción a poco más de cuatro centímetros ya que la su superficie es escasa. Es indiferente el repelente que lleven y así lo evidencian diferentes estudios.
Ventiladores contra mosquitos
Una gran alternativa es utilizar un ventilador potente de techo o pared y sobre todo para la noche. Dispersa el CO2 de la respiración y las sustancias liberadas por la piel, que son los principales focos de atracción de los mosquitos. Un reciente estudio de Consumer Report ha demostrado que su uso reduce entre un 45% y un 60% las picaduras.
Sin embargo, los aparatos de ultrasonidos no son eficaces. Se supone que imitan el batir de las alas del mosquito macho, lo que ahuyentaría a las hembras ya inseminadas, que son las que pican. Pero hace ya algunos años un equipo de Cochrane, tras revisar 10 estudios de campo sobre estos dispositivos, concluyó que no eran útiles frente a las picaduras. Tampoco las lámparas eléctricas ultravioletas han demostrado eficacia ya que estos insectos no se sienten atraídos por la luz.