¿Qué sabemos hoy sobre la vitamina D para el COVID-19?

El papel de la vitamina D en el metabolismo osteo-cálcico es ampliamente conocido por todos desde hace ya muchos años. Sin embargo, menos son aquellos que conocen sus efectos anti-infecciosos e inmunomoduladores. En concreto, la 1,25 dihidroxi-vitamina D (1,25 dihidroxi-colecalciferol), es un potente inmunomodulador. Esta vitamina es el precursor de ciertos péptidos antimicrobianos como catelicidina y defensina β2 1, que además se producen de forma importante a nivel respiratorio. La vitamina D es capaz de incrementar la capacidad fagocítica de macrófagos, células dendríticas y granulocitos. Aparte de esta actividad anti-infecciosa, otra de las funciones más interesantes de esta vitamina es su capacidad para activar a los linfocitos T reguladores2, células que regulan el proceso inflamatorio.

Actualmente, por ejemplo, numerosas (si no todas) enfermedades autoinmunes y alérgicas se han asociado con una falta de activación de estos linfocitos T reguladores. Tampoco es raro encontrar de forma frecuente en estos pacientes, deficiencias asociadas de vitamina D, aunque desconocemos si esta deficiencia es causa o consecuencia. También hemos observado que un exceso de actividad por parte de estos linfocitos T reguladores podría incrementar la “tolerancia” a ciertas infecciones y también ayudar al crecimiento tumoral debido a que puede bloquear la respuesta inmunitaria frente al mismo. También se conoce de la existencia de pacientes que son refractarios al tratamiento con suplementos de vitamina D, lo que se ha asociado en algunas enfermedades autoinmunes, a un peor pronóstico de la enfermedad.

Hecha esta primera síntesis sobre los efectos biológicos a nivel inmunitario de la vitamina D, no es extraño pensar que un déficit de esta pueda asociarse a incremento del riesgo de ciertas infecciones y procesos inflamatorios, cosa que se ha comprobado en numerosos estudios y en distintos grupos etarios.

A nivel clínico-epidemiológico, existen trabajos basados en revisiones sistemáticas y meta-análisis donde se llegó a la conclusión de que la suplementación con vitamina D en la prevención y tratamiento de enfermedades infecciosas en general y respiratorias en particular (gripe, infecciones neumocócicas, etc), podría tener un papel significativo. En uno de estos estudios, que incluía un total de más de 11.000 pacientes con edades comprendidas entre los 0 y 95 años, se concluyó que los suplementos de vitamina D reducían en un 12% el riesgo de infección respiratoria en todos los pacientes3. En base a estos trabajos y otros podemos decir de que existe evidencia científica y clínica de que la suplementación con vitamina D puede ejercer un efecto beneficioso sobre las infecciones y procesos inflamatorios en general, y en las respiratorias en particular.

La vitamina D en la prevención y tratamiento de COVID-19

Descritas de forma sucinta las citadas propiedades de esta vitamina, varios grupos de investigadores han propuesto el posible papel de la vitamina D en relación tanto a la prevención como el tratamiento de los pacientes de COVID-19. A nivel epidemiológico, por ejemplo, unas pocas publicaciones relacionan la deficiencia de esta vitamina con un mayor número de casos y muertes, principalmente poniendo el foco en países como España, Italia y Suiza4.  Otro estudios realizados en USA, ponen de manifiesto que los afro-americanos muestran un exceso de mortalidad por COVID-19 con respecto a los pacientes de raza blanca, demostrando incluso que dicha tasa es mayor en individuos de raza negra que viven en estados del Norte con respecto a estados del Sur. En este estudio el autor saca la conclusión de que la suplementación con vitamina D es particularmente importante en individuos de piel negra, especulando que no solo podría servir para incrementar la supervivencia de estos sino también para disminuir la tasa de contagio5

Otros directamente consideran que debido a los numerosos efectos biológicos e inmunológicos que muestra la vitamina D, así como su seguridad y facilidad de administración, se deberían llevar a cabo ensayos clínicos para corroborar su papel en esta enfermedad. Estos mismos autores también justifican la realización de tratamientos empíricos que pueden ser justificados en pacientes de COVID-19 que muestren bajos niveles de vitamina D. Dichos autores consideran que una mejoría significativa en los niveles de 25-hidroxi-colecalciferol daría la posibilidad de una mejor evolución de la COVÏD-19, con un incremento de la tasa de supervivencia. Proponen la administración de altas dosis, “hipotetizando” que esto podría mejorar el estatus clínico de los pacientes más graves. Sin embargo, una vez terminada sus justificaciones para el tratamiento empírico, insisten en que se requieren comprobar dichas “especulaciones” a través de ensayos clínicos prospectivos6.

Otros, sin embargo y a pesar de seguir los mismos argumentos, llaman a la mesura en cuanto a su administración, aconsejando una aportación diaria de 400UI en forma de suplementos, incidiendo en la toma de alimentos ricos en esta vitamina especialmente en aquellas personas que se encuentren confinadas y/o con limitada exposición solar. Considera que la administración de dosis superiores a 4.000UI por día podría ser peligroso y debería estar prohibido a menos que lo indique un profesional cualificado7.

En otro estudio realizado sobre 9.212 pacientes diagnosticados de COVID-19, originarios de distintos países (Irán, Francia, USA y Reino Unido), se ha recogido a partir de una base de datos los niveles de proteína C reactiva (PCR) y de 25 hidroxi-colecalciferol, encontrándose una correlación negativa (a menor nivel de 25 hidroxi-colecalciferol, mayor concentración de PCR). Dado que la PCR es un biomarcador surrogado de la tormenta de citoquinas, el hallazgo de altos niveles de PCR en pacientes con deficiencia de 25 hidroxi-colecalciferol, podría ser indicativo de la necesidad de tratar a estos pacientes con esta vitamina, aunque finalmente destaca que hacen falta más estudios para corroborar esto y tener en cuenta otros factores8.

En base a estas sospechas y correlaciones epidemiológicas, algunos grupos de trabajo como el dirigido por el Dr. Adrian Martineau (Institute of Population Health Sciences, Barts and The London, Queen Mary University of London, UK), está en proceso de desarrollar el estudio llamado COVIDENCE UK: un estudio que investigará como la dieta y el estilo de vida son factores que pueden influir en la transmisión del SARS CoV 2, así como en la severidad del cuadro, la velocidad de recuperación y los efectos a largo plazo de la COVID-19. El objetivo del estudio es reclutar al menos a 12.000 personas y poder tener los primeros  resultados para este verano. A pesar de su entusiasmo en este estudio, Martineau es pragmático: “puede ser que la deficiencia de vitamina D sea solo uno de los muchos factores que intervienen en el desarrollo y evolución de esta enfermedad, pero es un problema que podría ser corregido de forma segura y barata, y es una buena razón para pensar que podría haber un beneficio”9,10.

Trabajos sobre la vitamina D y COVID19 en España 

Aquí en España, el equipo del Dr Miguel Cervero del Hospital Universitario Severo Ochoa, pretende desarrollar un estudio multicéntrico cuyo objetivo es intentar buscar algún tipo de evidencias sobre el efecto de la administración de dosis altas de vitamina D en los pacientes de COVID-19. Se trata de un ensayo clínico de bajo riesgo de intervención donde se comparará el posible efecto de la vitamina D sobre el síndrome de tormenta de citoquinas (STC) inducida por la infección por SARS-CoV2. Habrá dos grupos de pacientes, unos tratados con dosis altas de vitamina D (10.000 UI al día) vs otro grupo tratado a una dosis cinco veces menor (2000 UI/al día). Ambos grupos se mantendrán en tratamiento durante 14 días, y en ambos se determinarán los niveles de citoquinas relacionadas con la activación macrofágica que caracteriza a esta enfermedad. En concreto se harán determinaciones de citoquinas como IL1β, IL6, IL2r, IL8, IL10, TNFα, MIP-1 α, MIP-1 β, CD14, GM-CSF, IFNα, IFNβ e IFNγ.

Por consiguiente y a falta de resultados de otros estudios y ensayos clínicos con pacientes, aunque existe correlación epidemiológica, a fecha de hoy seguimos sin saber de forma fehaciente y segura, si la suplementación con vitamina D en pacientes con COVID-19, tiene alguna repercusión en la evolución y el estado clínico de los enfermos. Esperamos con impaciencia el resultado de estos estudios que, sin duda, aportarán más luz sobre el papel potencial de esta interesante vitamina inmunomoduladora.

 

Bibliografía comentada

  1. Gombart AF. The Vitamin D-antimicrobial peptide pathway and its role in protection against infection. Future Microbiol. 2009;4(9):1151-65.
  2. Fisher SA, Rahimzadeh M, Brierley C, Gration B, Doree C, Kimber CE, et al. (2019) The role of vitamin D in increasing circulating T regulatory cell numbers and modulating T regulatory cell phenotypes in patients with inflammatory disease or in healthy volunteers: A systematic review. PLoS ONE. 2019; 14(9): e0222313.
  3. Martineau AR, Jolliffe DA, Hooper RL, Greenberg L, Aloia JF, et al. Vitamina D supplementation to prevent acute respiratory tract infections: systematic review and meta-analysis of individual participant data. BMJ. 2017;356:i6583.
  4. Ilie PC, Stefanescu S, Smith L. The role of vitamin D in the prevention of coronavirus disease 2019 infection and mortality [published online ahead of print, 2020 May 6]. Aging Clin Exp Res. 2020;1‐4.
  5. Kohlmeier M. Avoidance of vitamin D deficiency to slow the COVID-19 pandemic. BMJ Nutr Prev Health 2020;0. doi:10.1136/bmjnph-2020-000096.
  6. Ebadi M, Montano-Loza AJ. Perspective: improving vitamin D status in the management of COVID-19 [published online ahead of print, 2020 May 12]. Eur J Clin Nutr. 2020;1‐4.
  7. Lanham-New SA, Webb AR, Cashman KD, et al. Vitamin D and SARS-CoV-2 virus/COVID-19 disease. BMJ Nutr Prev Health 2020;0. doi:10.1136/bmjnph-2020-000089.
  8. Daneshkhah A, et al.  The Possible Role of Vitamin D in Suppressing Cytokine Storm and Associated Mortality in COVID-19 Patients. medRxiv 2020.04.08.20058578; doi: https://doi.org/10.1101/2020.04.08.20058578.
  9. Mitchell F. Vitamin-D and COVID-19: do deficient risk a poorer outcome?                                                               www.thelancet.com/diabetes-endocrinology Published online May 20, 2020 https://doi.org/10.1016/S2213-8587(20)30183-2.
  10. COVIDENCE UK. https://www.qmul.ac.uk/covidence/

 

 

 

 

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